¿Has leído un texto con tantos detalles y precisión en las descripciones que no puedes evitar pensar que lo que estás leyendo ocurrió realmente?
De eso se trata el realismo literario, un concepto que no solo ha servido para dar forma a otros movimientos en el campo de las Letras, sino que también ha sido una constante en toda la literatura universal, desde Aristóteles.
El realismo es un componente importante de la teoría literaria con un objetivo claro: definir de manera clara y concisa sus conceptos para dejar a un lado la ambigüedad y la polisemia que suele caracterizar la aplicación de la «realidad» en cualquier texto.
En definitiva, el objetivo de los realistas es brindar un enfoque que describa la vida sin subjetividad o idealización.
En las siguientes líneas, nos adentraremos en el concepto de realismo literario y profundizaremos en sus características, su contexto histórico, sus autores destacados y las obras más emblemáticas.
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¿Qué es el realismo literario?
El realismo literario es un movimiento, una corriente estética y una técnica de escritura que surgió durante la segunda mitad del siglo XIX, cuyo enfoque se basa en describir la vida tal y como es.
La aplicación de este concepto siempre depende de dos cosas: la realidad y los hechos.
El realismo se enfoca en la representación de acciones y experiencias cotidianas, por lo que su objetivo es la veracidad y la objetividad.
Los autores del realismo buscaron romper con la ideología del romanticismo y sus aspectos formales, como los elementos sobrenaturales o la ficción especulativa.
Mientras que los románticos priorizan las emociones, la imaginación, la libertad expresiva y la intuición, los practicantes del realismo literario buscarán datos factibles y hechos demostrables.
La idea es demostrar un punto o exponer la cara más «real» de una historia, en lugar de romantizarla o dramatizarla. Las obras evitan lo exótico, lo florido, el heroísmo y el amor épico.
El realismo literario evocaba el estilo de vida de la gente común y corriente, especialmente la clase media.
Lo irreal y mágico desapareció por completo. Pero, ¿qué ocurría en el mundo a medida que este movimiento cobraba fuerza? ¿Quiénes fueron los primeros autores en emplear esta técnica y por qué fue tan popular? A continuación, te lo contamos.
Antecedentes y contexto histórico del realismo literario
En principio, el realismo literario no surgió como un movimiento unificado o coherente.
En lugar de ello, su desarrollo se dio a partir de una tendencia a la «representación objetiva del mundo real» que surgió en diversas partes de América y Europa durante la década de 1840.
¿En qué contexto se desarrolló esta reacción al romanticismo y su visión idealizada del mundo?
El empeño de los autores del realismo literario por la objetividad estuvo impulsado por algunos desarrollos importantes en el campo intelectual que ocurrieron durante la primera mitad del siglo XIX.
Auguste Comnte había impregnado de positivismo la filosofía, lo que elevó la importancia del análisis científico de la sociedad a través de la sociología.
En esta época también se profesionalizó el periodismo, lo que mostró que es posible registrar el acontecer actual de manera precisa y sin elementos emocionales.
Además, la «precisión» de los realistas se vio enriquecida por el desarrollo de la fotografía como profesión, lo que ofreció al ser humano la posibilidad de reproducir una experiencia visual con un detalle extremo.
La mayoría de estos avances generaron un interés creciente entre los artistas y escritores de representar con precisión la cotidianidad y el estilo de vida de la sociedad contemporánea.
La Revolución Industrial y el realismo
Quizá la transformación más importante sea la Revolución Industrial, un fenómeno que impactó todos los sectores de la sociedad y supuso una ruptura con las estructuras socioeconómicas que existían hasta entonces.
El realismo no solo coincidió con la industrialización del mundo, sino que enfatizó lo «imparcial» para representarlo.
Hasta el advenimiento de la Revolución Industrial, la economía funcionaba a partir de la agricultura y la artesanía.
Tras la llegada del sistema de fábrica y su producción a gran escala y mecanizada, se produjo un éxodo masivo de los trabajadores rurales del campo a la ciudad en busca de empleo y la riqueza se distribuyó de forma más amplia.
La industrialización también representó un incremento de la delincuencia y la prostitución en ciudades superpobladas, explotación infantil y mayor contaminación ambiental.
Los cambios fueron violentos, y exigían un lenguaje sin medias tintas o idealización. Los escritores pasaron de representar temas religiosos e históricos a detallar la naciente modernidad.
El público literario aumentó considerablemente, la mayoría perteneciente a la clase media estaba en ascenso.
Los lectores se interesaban más en los problemas actuales y futuros de la sociedad que por la literatura exótica del romanticismo.
El progreso tenía efectos positivos, pero la clase media también tuvo problemas, como un cambio radical en los valores tradicionales y la llegada de un pensamiento más materialista.
El realismo se vio favorecido por este hecho, mientras que la narrativa creció como recurso infalible para reconstruir la realidad lejos de retóricas antiguas.
Si te está interesando esta información, tienes que leer también: Modernismo Literario: Características, Autores y Obras.
Alemania, París y los comienzos
El término «realismo» se usó por primera vez en la década de 1920, pero su aceptación no llegaría hasta la década siguiente, cuando se produjeron las primeras reacciones contra el romanticismo en Alemania.
Autores como Friedrich Hebbel, Friedrich Theodor von Vischer y Gottfried Keller, entre otros buscaron llevar la literatura al plano científico.
No hubo un mejor lugar para la llegada del realismo literario que París. A mediados del siglo XIX, la ciudad, que apenas algunos años atrás abrazaba el estilo medieval, se había convertido en un centro urbano.
La vida moderna llegó con una mezcla de clases sociales y un ritmo acelerado.
En Francia, el movimiento cobró fuerza durante la década de 1850. En ese entonces, el pintor Gustave Courbet se vio envuelto en una polémica por exhibir su arte bajo la etiqueta de realismo luego de que una prestigiosa exposición parisina rechazó sus pinturas.
En las obras, Courbert mostraba «una rebanada de la vida», libre de influencias estéticas o emocionales.
En 1856, Edmond Duranty, novelista y crítico de arte francés, lanzó una revista llamada Réalisme, donde el término realismo se asociaba con el concepto de modernidad, sinceridad y veracidad.
El positivismo, el subjetivismo y la tendencia científica esparció su influencia a través de autores como Taine, Zola, Anatole France y Joris Karl Huysmans y crearon el caldo de cultivo perfecto para la escritura realista.
El realismo literario, lejos de ser un movimiento «nuevo» para la época, también supuso una reestructuración de la visión de figuras como Artistóteles, Shakespeare, Defoe y Tomás de Aquino.
Basta con echar un vistazo a algunas de sus obras para ver la conexión entre el realismo clásico y el realismo del mundo industrializado.
Características del realismo literario
Estas son las características del realismo literario que hacen de este período uno de los más importantes de la historia humana.
Observación de la realidad
Al adoptar la observación y la experiencia como pilares literarios, el realismo intentó borrar del mapa cualquier intento de evadir la realidad.
Los escritores se mostraron más preocupados por estudiar y documentar todas las variables de un hecho para contarlo con el mayor nivel de detalle posible y acercar al lector a una experiencia más real.
Por ejemplo, para describir el envenenamiento de Madame Bovary, Gustave Flaubert investigó diferentes tratados de medicina y anatomía.
Para el escritor realista, la naturaleza debe mostrarse «como realmente es». La verosimilitud se impone a la literatura fantástica, lo que se traduce en la idea de crear pequeños fragmentos de la realidad.
La descripción manda
Para alcanzar sus propósitos, los realistas abrazaron el detalle evocativo y descriptivo, evitaron lo mítico y fantástico, excluyeron «lo imposible» y desarrollaron personajes pertenecientes a todas las clases sociales.
Los escritores realistas ven al paisaje circundante como un personaje vital de sus historias, por lo que predominan las descripciones, especialmente de entornos urbanos y rurales.
Predominio de la novela
La novela fue el género por excelencia del realismo literario. Los autores orientaron sus objetivos a crear una estructura narrativa lineal, es decir, donde los acontecimientos están ordenados cronológicamente
. Para conducir al lector a través de la historia, el escritor usa el narrador omnisciente en buena parte de sus obras.
La novela realista expone a los personajes como arquetipos sociales. La construcción de los personajes suele darse desde el plano psicológico y cada uno de ellos actúa en representación de algún sector de la sociedad o la población.
Si bien los promotores del movimiento escribieron en otros géneros, la novela realista es la esencia del movimiento.
Los escritores se sintieron atraídos por la novela debido a su condición de relato flexible y extenso que les permitía incluir la mayor cantidad de detalles y personajes posibles.
Uso del monólogo interior
Los escritores del realismo literario aplicaron el monólogo interior como técnica perfecta para exponer los pensamientos secretos de los personajes.
Al mostrar lo que hay en la mente de los personajes, el lector se acerca a los verdaderos intereses de cada uno y profundiza en el poder de la mente humana ante determinadas situaciones.
Enfoque en la crítica política y social
Al tener como propósito denunciar los problemas de la cotidianidad, los escritores de la segunda mitad del siglo XIX postularon sus historias desde un punto de vista crítico.
Si bien no se mostraba la opinión del narrador, los pensamientos de los personajes reflejan el descontento de algunos sectores de la sociedad con los cambios sociales y políticos en curso.
Autores como León Tolstói, Charles Dickens y Honoré de Balzac pusieron en tela de juicio las desigualdades sociales y económicas en sus novelas.
A través de la denuncia de la «cruda verdad», el realismo literario se propuso contribuir a un cambio social favorable para el ser humano. La reivindicación de las clases marginadas trascendió el discurso filosófico de la época y tomó posesión de la literatura.
Mayor desarrollo de los personajes
En una sociedad marcada por el auge del capitalismo, los personajes muestran un mayor desarrollo en términos de temperamento y propósito, son más complejos y encuentran una relación coherente con su clase social, el mundo que los rodea y su pasado.
A los escritores del realismo les encantaba analizar y describir la personalidad del ser humano. Por ello, profundizaron en la psicología de cada uno para exponer sus motivaciones y emociones.
El realismo buscaba brindar una mejor comprensión de la sociedad y el mundo, y la psicología fue el punto de partida para lograr este objetivo.
No hay que olvidar que, hacia la culminación del siglo XIX, la psicología comenzó a surgir como disciplina.
Los conceptos desarrollados por Sigmund Freud en este campo, como la represión, el inconsciente y la vida onírica, fueron empleados por los autores del realismo literario para mostrar el carácter individual de los personajes, que a su vez reflejaba su posición colectiva.
Lenguaje claro y conciso
Además de centrarse en el presente y adoptar temas de la realidad contemporánea, el realismo literario priorizó lo social por encima de lo individual.
Por ello, los autores escudriñaron también en los modismos locales para acercar al lector a una situación que es común para la sociedad en su conjunto.
Las obras no están adornadas con un lenguaje demasiado complejo, y la sencillez expresiva sirve para llegar a un público cada vez más grande.
Escribir en un lenguaje adaptado a la forma de hablar de la gente común fue un hito revolucionario durante la segunda mitad del siglo XIX. Antes de eso, la realidad se mostraba con un lenguaje que derrochaba ostentosidad.
Estudia un movimiento literario previo: Romanticismo Literario: Características, Autores y Obras.
Autores y obras más representativas del realismo literario
El realismo literario, dicho por sus autores, es un reflejo del estilo de vida durante buena parte del siglo XIX.
Representó un punto de inspiración para otras variantes del realismo que llegarían años más tarde para cambiar definitivamente el panorama literario como, por ejemplo, el realismo mágico.
Los escritores realistas se propusieron hacer de sus libros una vitrina de los problemas inherentes a la estratificación de la sociedad, a través de un estilo y una voz únicas.
A continuación, encontrarás los autores y obras más importantes del realismo literario.
Francia
Gustave Flaubert (1821 – 1880)
Gustave Flaubert es considerado uno de los novelistas occidentales más influyentes, especialmente por su devoción a la búsqueda de la palabra exacta y el arte.
Su trabajo representó un aporte importante a la renovación del oficio literario durante la segunda mitad del siglo XIX. Fue el creador de Madame Bovary, una obra cumbre de la literatura universal.
Sus obras más importantes fueron:
- Memorias de un loco (1838)
- Noviembre. Fragmentos de un estilo cualquiera (1842)
- Madame Bobary (1857)
- Salambó (1862)
- La educación sentimental (1869)
- La tentación de San Antonio (1874)
Henri Beyle (1783 – 1842)
Henri Beyle, mejor conocido por el seudónimo Stendhal, fue un escritor francés ampliamente valorado por sus análisis precisos de la psicología de sus personajes.
Es considerado uno de los máximos representantes del realismo literario. Algunos temas recurrentes en sus libros son el egoísmo y el engaño, y buena parte de su obra apuntó a criticar la sociedad de clases.
Sus obras más importantes fueron:
- Armancia (1826)
- Rojo y negro (1830)
- La cartuja de Parma (1839)
Honoré de Balzac (1799-1875)
Honoré de Balzac, novelista francés, es reconocido por muchos expertos como el padre del realismo literario gracias a su trabajo La comedia humana, un ciclo de novelas en las que escudriña en la cotidianidad de la sociedad francesa de su época.
En este sentido, Balzac utiliza los personajes para criticar las costumbres negativas de la sociedad y la hipocresía contenida en ella.
Sus obras más importantes fueron:
- La comedia humana (1830)
- Papá Goriot (1835)
- Mercadet ou le faiseur (1848)
Rusia
Fiódor Dostoievski (1821 – 1881)
Fiódor Dostoyevski fue un importante escritor de la Rusia zarista, reconocido por su precisión al explorar la psicología humana en el contexto complejo político, social y espiritual de la sociedad rusa de la segunda mitad del siglo XIX.
Es considerado uno de los escritores más importantes de la literatura universal.
Sus obras más importantes fueron:
- Recuerdos de la casa de los muertos (1861- 1862)
- Los hermanos Karamazov (1880)
- Crimen y castigo (1866)
- El jugador (1866)
- Los demonios (1871-1872)
León Tolstói (1828 – 1910)
Lev Tolstói fue un novelista ruso, considerado como uno de los autores más importantes de la literatura universal. Guerra y paz y Ana Karénina, sus obras más notables, representan la cúspide del realismo literario en Rusia.
Fue nominado en múltiples ocasiones al Premio Nobel de Literatura, un hito que no alcanzó por motivos políticos.
Sus obras más importantes fueron:
- Mi confesión (1879-1882)
- Ana Karenina (1874-1876)
- Guerra y paz (1864-1869)
- Resurrección (1899)
Antón Chejov (1860 – 1904)
Antón Chejov fue un dramaturgo, cuentista y médico ruso, cuya obra se enmarca en el realismo literario y la corriente del naturalismo.
Fue uno de los maestros universales del relato corto y su obra ha sido reconocida como «la voz más natural» del género ficción.
Si bien era conocido antes de su muerte, fue aclamado varios años después debido a la traducción de sus obras a más idiomas.
Sus obras más importantes fueron:
- El oso y la petición de mano (1889)
- La gaviota (1896)
- El jardín de los cerezos (1904)
Gran Bretaña
Charles Dickens (1812 – 1870)
Charles Dickens fue un escritor inglés, conocido por crear algunos de los personajes ficticios más populares del mundo, incluido Oliver Twist y David Copperfield.
Reconocido como un genio literario de su tiempo, Dickens es uno de los representantes del realismo literario más leídos en la actualidad, con varias de sus obras adaptadas constantemente al teatro.
Sus obras más notables fueron:
- Los papeles póstumos del Club Pickwick (1836-1837)
- Oliver Twist (1837-1839)
- Nicholas Nickleby (1838)
- David Copperfield (1849-1850)
- Casa desolada (1852-1853)
- Historia de dos ciudades (1859)
- Grandes esperanzas (1860-1861)
- Nuestro común amigo (1864-1865)
William Makepeace Thackeray (1811 – 1863)
William Makepeace Thackeray fue un novelista, periodista e ilustrador inglés, reconocido por su profundo análisis psicológico de los personajes y por el uso de un lenguaje irónico y repleto de sátira para mostrar las costumbres de la sociedad británica.
Charles Dickens fue una de sus principales influencias al inicio de su producción literaria.
Sus trabajos más importantes fueron:
- La suerte de Barry Lyndon (1844)
- La feria de las Vanidades (1847)
España
Benito Pérez Galdós (1843 – 1920)
Benito Pérez Galdós fue un novelista, cronista y dramaturgo español, considerado como uno de los representantes más notables de la novela realista.
Transformó el panorama literario de su país al apartarse del romanticismo y aportó un nuevo nivel de expresividad y profundidad psicológica a la narrativa.
Sus obras más importantes fueron:
- La desheredada (1881)
- Doña Perfecta (1886)
- Fortunata y Jacinta (1887)
Leopoldo Alas «Clarín» (1852 – 1901)
Leopoldo Alas fue un escritor y crítico literario, autor de la La Regenta (1884), una novela considerada como la máxima representación del realismo español y la mejor novela escrita en castellano durante el siglo XIX.
Si bien su éxito llegó de la mano de la novela, también fue autor de ensayos y una gran cantidad de cuentos.
Sus obras más importantes fueron:
- Cuesta abajo (1890- 1891)
- La Regenta (1884-1885)
- Su único hijo (1890)
Estados Unidos
Mark Twain (1835 – 1910)
Samuel Langhorne Clemens, mejor conocido como Mark Twain, fue un escritor y humorista estadounidense, reconocido como el padre de la literatura de Norteamérica debido a su esencia satírica y su ingenio.
Su trabajo se ancló en el realismo literario, desde donde denunció la esclavitud en la sociedad y la visión imperialista.
Sus obras más importantes fueron:
- Las aventuras del Tom Sawyer (1876)
- El príncipe y el mendigo (1881)
- Las aventuras de Huckleberry Finn (1885)
- Un yanqui en la corte del Rey Arturo (1889)
Henry James (1843 – 1916)
Henry James fue escritor y crítico literario estadounidense, conocido por ser una pieza esencial en la transición del realismo hacia la literatura modernista anglosajona.
Fue un maestro en el uso de la técnica del punto de vista para analizar la psicología de los personajes, y se convirtió en un referente de la literatura gótica y uno de los mayores escritores epistolares del mundo.
Sus obras más importantes fueron:
- Roderick Hudson (1875)
- Washington Square (1880)
- El retrato de una dama (1881)
- Las bostonianas (1886)
- Otra vuelta de tuerca (1898)
Latinoamérica
Tomás Carrasquilla (1858 – 1940)
Fue un escritor colombiano, conocido por su originalidad y su notable influencia en las generaciones de su tiempo y posteriores.
Es conocido por mostrar la rutina difícil y sacrificada de las familias provincianas de la época, acercándose siempre a un estilo costumbrista.
Sus obras más importantes fueron:
- Frutos de mi tierra (1896)
- En la diestra de Dios padre (1897)
- Dimitas Arias (1897)
- Salve, Regina (1903)
- Entrañas de niño (1906)
- Ligia Cruz (1920)
Alberto Blest Gana (1830 – 1920)
Alberto Blest Gana fue un novelista chileno de ascendencia irlandesa y vasca, cuyas obras forman parte de la lectura escolar de Chile en la actualidad y han sido adaptadas al teatro y el cine.
Es pionero de la novela realista en Latinoamérica, gracias a su énfasis en la observación psicológica y su vision detallada del fenómeno social.
Sus obras más importantes fueron:
- La aritmética en el amor (1860)
- Martín Rivas (1862)
- El ideal de un calavera (1863)
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